En el proceso de creación de la obra ha sido premisa fundamental el respeto y fidelidad al conjunto actual, motivada por el carácter icónico del mismo, su originalidad y su valor de representatividad.

El proyecto, concebido por tanto como una reinterpretación de la obra existente, mantiene y refuerza sus características propias: la transparencia y la luminosidad -mediante el empleo del hilo de plata y la malla como soporte-, el marcado contraste entre las zonas bordadas y las lisas, el estilo gótico florido como principal fuente creativa, y el mantenimiento de su original composición y sus identificativos motivos ornamentales, tales como la gloria, la destacada preeminencia visual de la heráldica, la disposición de la corona real rematando el conjunto y la reiterada presencia de ángeles, tanto querubines como tenantes, en bambalinas y techo.

No obstante, para reforzar los valores, se ha considerado igualmente fundamental aportar creativamente, fundamentalmente mediante la premisa de coherencia estilística, través de un estudio riguroso de las fuentes creativas, así como desarrollando un programa ornamental de mayor diversidad y riqueza. Igualmente, incidiendo en la importancia de la función catequética de la obra, mediante el trazado de un discurso teológico, con la paz como eje argumental.

El proceso creativo, que se ha dilatado en el tiempo durante dieciocho meses, ha estado apoyado en todo momento por el consenso en la toma de decisiones entre el autor y la comisión de seguimiento de la hermandad, así como en la consulta a técnicos externos especializados en la materia.

En cuanto a concepto, se trata de un palio de figura, totalmente calado y con gran transparencia, cuya morfología se ha fundamentado en el estudio de las carencias compositivos-estructurales detectadas desde origen en la obra, y que motivaron las múltiples intervenciones posteriores a lo largo de su dilatada historia material.

Marcado por las características propias de estilo gótico florido, el conjunto aspira a la suntuosidad, riqueza y refinamiento, y es palpable el flujo de soluciones y patrones que no se limitan a la arquitectura, sino que fluyen entre distintas formas artísticas que van desde la escultura, a la pintura, pasando por los tejidos, la orfebrería, las miniaturas o las joyas. Todo ello basado en el estudio tanto de obras históricas, originales de la época conservadas, como de las piezas claves del patrimonio de la hermandad, consideradas fundamentales por su calidad artística y por su influencia posterior en la estética de la cofradía.

De cara a la posterior materialización, el diseño se ha desarrollado teniendo como principales dos cuestiones fundamentales: por un lado, el respeto al concepto original y propio del palio – caracterizado por la preeminencia monocroma de la plata, el soporte exclusivamente de malla y la combinación con marfiles y sutiles matices polícromos-; y por otro , posibilitar un desarrollo de gran riqueza y complejidad técnica, ante la motivación incrementar y enriquecer el patrimonio artístico que legar a las generaciones futuras.

En cuanto a la composición, en las bambalinas destaca su clásico perfil interior polilobulado en el que se incluyen ángeles, y la sinuosa crestería, trazada siguiendo el esquema tradicional del estilo gótico florido. La delantera, presenta los escudos de España y el Cabildo Catedral en el paño central, rematado por una corona real cuyos imperiales se inspiran en la corona de la Virgen de la Paz, y en los paños laterales, se disponen tracerías que albergan elementos vegetales a modo de florones típicamente góticos. La bambalina trasera es similar, con el escudo de la ciudad y la heráldica de la parroquia de San Sebastián.

Las bambalinas laterales siguen el mismo diseño en los paños exteriores con decoración vegetal, mientras que en los paños centrales, siguiendo los motivos decorativos originales, se representan ángeles tenantes que portan los escudos del Papa Benedicto XV, que en 1917 introdujo en las letanías del rosario la invocación “Reina de la Paz”, y del Papa Pio XII, que gobernaba la Iglesia en el momento de la fundación de la Hermandad y que se distinguió por su labor por la paz durante la II Guerra Mundial.

El techo de palio, se articula mediante una cenefa perimetral de hojarasca, entrelazada en un cordón, inspirada la actual; pero con una mayor riqueza decorativa, pues se incluyen flores de distinto tipo. El elemento se estructura en torno a ocho cartelas en las que se propone un discurso iconográfico con la paz cono elemento central. Ensalzando la figura de María como “Reina de la Paz”, en las situadas en las esquinas se representa a cuatro reyes y reinas relacionados con el hecho pacificador: la Reina Esther, del Antiguo Testamento; San Fernando, patrón de Sevilla; San Luis Rey de Francia y Santa Isabel de Portugal. Centrado los cuatro lados, recorrido por la historia de la Iglesia desde la antigüedad hasta nuestros tiempos, las otras cuatro representan a santos cuya labor se centró en la consecución de la paz: San Francisco de Asís; Santa Catalina de Siena, San Juan XXIII y Santa Teresa de Calcuta.

Partiendo de la primera cenefa, surge una segunda más sutil en la disposición de los bordados, que estructura la decoración en sus esquinas y elementos laterales y frontales, con salientes que articulan una morfología similar a la actual, y en la que se integran los características querubines de marfil. Por último, la gloria, por coherencia estilística con el gótico se conforma mediante un trazado circular, a semejanza de las vidrieras de las catedrales góticas, con soporte de malla de plata en la que se representa la paloma de la paz, rodeada por un delicado marco conformado de estrellas, a semejanza de la icónica gloria del palio actual.

20221028 BAMBALIN GENERAL FRONTAL negroI

20221028 BAMBALIN GENERAL LATERAL negroI

20221028 TECHO GENERAL negroI