20180625 ParroquiaI

Con motivo del inicio del tiempo litúrgico del Adviento, compartimos la carta que nos dirige nuestro hermano D. Eduardo Vega, vicario de nuestra parroquia. En ella nos invita a reflexionar, como hermanos de la Paz, en la venida de Jesús por Navidad.

 

Queridos hermanos de la Hermandad de la Paz:

Vosotros vivís siempre alegres e iluminados por la Victoria de Cristo, y guardáis, por medio de María, la Paz de saberos, también vosotros, vencedores con nuestro Señor. Pero a nuestro alrededor la humanidad respira los aires del fracaso y la derrota, porque ve que el edificio, que ha construido sin la piedra angular que es Cristo, amenaza ruina tras la sacudida provocada por la pandemia del coronavirus. Son muchos los hermanos nuestros inmersos en las tinieblas del miedo, la tristeza y la desesperanza, o directamente golpeados por la enfermedad o las dificultades económicas y sociales, que acompañan esta crisis sanitaria. También a vosotros os habrán sobrevenido dificultades o incluso dolorosas circunstancias que os han robado la paz y han empañado la luz de Cristo que ilumina vuestras almas, llegando a dudar de su victoria.

Por eso, hermanos, quizá nunca antes hemos tenido tanta necesidad del Adviento como ahora. Ya todos sabéis que en este tiempo litúrgico, que ahora comenzamos, los cristianos contemplamos, celebramos y esperamos a Dios que vino en Cristo, a Jesús Dios-con-nosotros, al Señor que vendrá. Siempre hay que profundizar y hacer propia la dinámica de este tiempo litúrgico, pero cuánto más en estas circunstancias es necesario vivir intensamente el Adviento de Dios. Porque en esta noche oscura de toda la humanidad y de cada uno en particular, va a irrumpir el que es la Luz de los hombres. Si miráis al horizonte de este tiempo veréis nacer al Sol que nace de lo alto para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para guiar nuestros pasos por el camino de la Paz.

Jesucristo, médico de los cuerpos y de las almas, medicina de la humanidad caída, ha visitado y redimido a su pueblo, llenando de sentido incluso las circunstancias más incomprensibles. El que vino, viene y vendrá ha salvado la historia, que ya no es tiempo irredento, que ya no consiste solo en una dramática sucesión de momentos que se pierde en el vacío; porque Cristo, que es ayer, hoy y siempre, se ha convertido en el centro de la historia, redimiendo el pasado, y llenando el presente, sea cual sea el presente, de un futuro eterno y siempre vivo. El amor de Dios en Cristo es invencible, y nada ni nadie, ni tampoco una pandemia nos puede separar de él. A pesar de todo, su Victoria sigue invicta, y nosotros por la fe, nos sabemos inmersos en este acontecimiento de salvación.

Así pues, hermanos, abrid vuestro corazón de par en par al Adviento del Señor. Convertid vuestro presente por la esperanza del que vendrá, para que al llegar os encuentre preparados y edificados sobre la roca. Si así lo hacéis, él os mantendrá siempre alegres e iluminados por su Victoria, y os guardará, por medio de la Virgen, en la Paz de saberos vencedores con Él. No preguntéis, no dudéis, porque como hermanos de la Paz ya habéis elegido la alegría del Adviento: la alegría del que sabe que está roto el candado de sus cadenas y garantizada su libertad; una alegría humilde y sobria, pero firme y luminosa. ¡Aguardamos la alegre esperanza, la venida gloriosa de nuestro Salvador! ¡Levantaos, alzad la cabeza, se acerca vuestra liberación!

 

¡VEN, SEÑOR JESÚS!

Eduardo Lucas Vega Moreno. Pbro.
Vicario parroquial de San Sebastián, de Sevilla.