Los textos y meditaciones que se irán incorporando en el programa de formación online de nuestra Hermandad de la Paz son propuestas para sostener la búsqueda de Dios en el silencio y la oración y, en la medida de lo posible, compartirla en familia. Se trata de disponer de un rato de tranquilidad para leer en silencio los textos que se sugieren y que, en algunos caso irán acompañados de un breve comentario o preguntas para la reflexión. Pudiendo finalizar el rato de recogimiento con un breve tiempo de oración.

Busca un lugar recogido y en el que puedas evitar distracciones. Si lo deseas puedes tener contigo una imagen del Señor de la Victoria o de María Stma. de la Paz que te ayude a interiorizar la lectura propuesta.

El segundo documento reflexiona sobre un tema de tremenda actualidad el poder del hombre, el sentirnos con derechos inalienables, ajenos a la presencia de Dios en nuestras vidas.

 

¡Elige la Vida!

Grabaos estas palabras mías en el corazón y en el alma, atadlas a la muñeca como un signo, ponedlas de señal en vuestra frente, enseñádselas a vuestros hijos, habladles de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado, escríbelas en las jambas de tu casa y en tus portales, para que dures y duren tus hijos en la tierra que el Señor juró dar a vuestros padres, cuanto dure el cielo sobre la tierra. (Deuteronomio 11, 18-21)

Este texto proviene de un tiempo en el que los grandes momentos del reinado de David y Salomón quedaban en un pasado lejano. El poder de Israel está en declive. La misma existencia del pueblo en la Tierra Prometida se ve amenazada por los poderes extranjeros.

En esta situación de crisis, el libro del Deuteronomio propone un retorno a las raíces, a la Palabra de Dios, a su ley y sus mandamientos. Muestra a Moisés cuando el pueblo de Israel está a punto de entrar en la Tierra Prometida y les recuerda los momentos fundamentales de la alianza entre Dios e Israel: la liberación de Egipto, el don de los mandamientos, las pruebas en el desierto, la infidelidad del pueblo y la fidelidad de Dios.

Este libro pone en guardia al pueblo frente a dos tentaciones que aparecen en la prosperidad en la Tierra Prometida. Les dice que no crean que la prosperidad que han obtenido es fruto de sus propios esfuerzos (8, 17) ni deben tampoco pensar que el Señor les ha recompensado por su justicia (9, 4). En otras palabras, presenta como un peligro la creencia de que nos hemos ganado lo que poseemos y que lo merecemos o tenemos derecho a ello.

La ley desarrollada en los capítulos 12-26 pretende ante todo purificar el culto a Dios y proteger al más débil. Frente a la tentación de confiar en otros « dioses » o en las propias fuerzas, se invita al pueblo a confiar solo en Dios. Ante el peligro de pensar que tienen derecho a algo, les llama a preocuparse por quienes son menos afortunados.

Son las palabras de esta ley las que, según el texto, tienen que afectar íntimamente toda la vida y convertirse en signo visible de ello. Al trasmitirse a las siguientes generaciones día y noche, dentro y fuera, deben impregnar la vida familiar y social para dar estabilidad a la existencia – la estabilidad de Dios, quien con su palabra fijó los cielos sobre la tierra y los mantiene allí.

En una situación en la que el pueblo piensa que su prosperidad y la estabilidad de su existencia están amenazadas, el Deuteronomio le invita a escuchar las palabras de Dios, a confiar en él y a compartir con los más pobres. En una situación de crisis, la apertura a Dios y a los demás puede ser una manera de evitar el reflejo de autoprotección y el repliegue sobre uno mismo que conduce a la muerte.

Olvidar a Dios y pensar solo en uno mismo o escuchar la Palabra de Dios y abrirse a los demás: para el autor se trata de una elección entre la bendición y la maldición (11, 26). Él exhorta a los lectores a elegir la vida (30, 19) y les dice que esta elección está a su alcance: la palabra que les invita a situar en el centro de su existencia no se encuentra sobre los cielos, sino en la boca y el corazón humanos, lista para ser puesta en práctica (30, 11- 14)

PREGUNTAS

– En mi vida personal o en la vida en sociedad, ¿alguna vez me siento amenazado o en declive ? ¿Cómo puede la palabra de Dios mostrarme un camino hacia la vida verdadera?
– A la luz de este pasaje, ¿qué significa para mí « elegir la vida »?