Si en 2014 celebrábamos el LXXV aniversario fundacional de nuestra Hermandad, durante este 2015 hemos tenido la ocasión de rememorar también los setenta y cinco años de la llegada al Porvenir de la imagen de Nuestro Padre Jesús de la Victoria, bendecida el 10 de marzo de 1940 en la parroquia de San Sebastián1. En este artículo queremos centrarnos precisamente en la advocación que recibió la imagen de Antonio Illanes en aquel momento, única hasta la fecha en Sevilla y que constituye desde entonces uno de los pilares fundamentales de nuestra Hermandad. Como sabemos, el paso de misterio del Señor de la Victoria representa el momento en que Jesús recibe la cruz, un instante de la Pasión que tampoco estaba reflejado en la Semana Santa de nuestra ciudad. No obstante, nosotros fijaremos nuestra atención no en el misterio en sí, que ya ha sido estudiado magistralmente por el profesor Álvarez Cruz2, sino únicamente en la advocación de la imagen que lo preside.

En primer lugar, es preciso explorar los motivos por los que los fundadores de la Hermandad, allá por el año 1939, decidieron bendecir la imagen del Señor bajo el hermoso apelativo de la Victoria. Y estos no fueron otros, como ya es sabido, que los deseos de plasmar mediante las advocaciones de los titulares de la nueva cofradía el gozo por la finalización de la guerra civil española, concluida recientemente. El año 1939 fue enseguida bautizado como el de la Victoria a raíz de la finalización de la guerra. Así se firmaba en gran parte de documentos oficiales −los oficios del Arzobispado recibidos en la Hermandad durante ese año, sin ir más lejos3− y de tal denominación tomaron los primeros cofrades la idea para advocar a la imagen del Señor. Se proclamaba la victoria de una España sobre otra, pero también de un modelo de entender la realidad social, apegado a los valores de lo que poco después se desarrollaría bajo el nombre de nacionalcatolicismo; sobre otro, si no diametralmente opuesto, sí al menos muy distante en lo que a supuestos sociales y religiosos se refiere4.

Pero la victoria no era un valor relacionado únicamente con el campo bélico, sino que presentaba también un matiz religioso importante. Si acudimos al Nuevo Testamento, en la primera carta de San Juan se presenta la fe de los creyentes como única vía para alcanzar la victoria sobre el mundo y sus tentaciones: «Porque todo hijo de Dios vence al mundo, y lo que nos hace alcanzar la victoria sobre el mundo es nuestra fe» (1 Jn 5, 4). Además, y para unir la advocación del Señor con la de nuestra Madre, María Santísima de la Paz, nuestras Reglas5 proclaman una bella frase que constituye el lema de la Hermandad y que precisa aún más el sentido en el que entendemos esta victoria del Señor sobre el mundo: «El fruto de la Victoria de Cristo es la Paz». Por tanto, al margen de los matices bélicos tan carentes de sentido hoy en día, lo que viene a recordarnos la advocación de nuestro Cristo es que nuestro objetivo como creyentes es presentar nuestra fe como un instrumento de victoria contra el mal. Además, la cruz que nos representa como cristianos es también un recordatorio de que nuestro Dios ha vencido a la muerte, ha logrado la victoria sobre el mal del mundo, y con esto nos ha traído la paz, siempre con la intercesión de su Madre, la Regina Pacis, Reina de la Paz.

Los antecedentes de esta advocación de la Victoria en su vertiente cristífera eran muy pocos hasta el momento de la fundación de nuestra Hermandad. Sí era más frecuente encontrarla en su vertiente mariana. Sin ir más lejos, en la cercana ciudad de Málaga, la imagen de Santa María de la Victoria6 ostenta el patronazgo en recuerdo de la victoria de los Reyes Católicos sobre los musulmanes en el año 1487, cuando la ciudad fue conquistada. Su devoción se extendió gracias a la orden de los mínimos y llegó a nuestra ciudad, donde encontramos dos bellos ejemplos: la imagen de Nuestra Señora de la Victoria que hoy se venera en la real parroquia de Señora Santa Ana en Triana y que procede del antiguo convento de la Victoria del mismo barrio, de la que se afirma que ante ella oró Juan Sebastián El Cano tras la primera vuelta al mundo7; y la imagen titular de la Hermandad de las Cigarreras8. La presencia de imágenes de María bajo el título de la Victoria o de las Victorias9 es muy frecuente en la Europa cristiana.

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Los ejemplos cristíferos son, sin embargo, mucho menos abundantes10. El más conocido es el del Cristo de la Victoria que se venera en el convento del mismo nombre en Serradilla (Cáceres). La imagen fue tallada en 1635 por el escultor madrileño Francisco de la Rioja por encargo de la beata Francisca de Oviedo. Tras ser retenida en el Palacio Real de Madrid por orden del rey Felipe IV, finalmente la talla llega a Serradilla en 1641. Unos años más tarde, en 1659, se fundará el convento de agustinas recoletas que desde entonces custodia la imagen11. El tipo iconográfico se corresponde con el del Varón de Dolores: Cristo aparece representado con numerosas heridas, testigos de la Pasión, abrazando la cruz y pisando una serpiente. Se refleja de esta manera la victoria de Jesús sobre el mal, conseguida mediante su muerte en la cruz. Su devoción y fama de milagrosa hicieron que diversas copias de esta imagen se repartieran por la geografía española. En Sevilla encontramos dos ejemplos: el Varón de Dolores del convento del Pozo Santo, atribuido a Pedro Roldán en el siglo XVII, y la imagen del Santo Cristo Varón de Dolores de la Divina Misericordia, titular de la Hermandad del Sol del vecino barrio del Plantinar.

Otra imagen conocida es la del Cristo de la Victoria de León, un crucificado del siglo XIII que se venera en una capilla homónima. Su devoción ha hecho que sea uno de los lugares emblemáticos de la ciudad donde algunas cofradías hacen parada durante su estación de penitencia12. Además, en 1994 se fundó en la capital leonesa una banda de cornetas y tambores que lleva su nombre13.

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Por último, reseñamos el caso de la concatedral de Vigo, donde se venera otra imagen del Cristo de la Victoria, el emblema religioso más importante de la ciudad14. Se trata nuevamente de un crucificado, obra de Sebastián Ucete en el siglo XVIII. La leyenda narra que fue encontrado en el mar por un mercante que transportaba sal y fue advocado por eso como el Cristo de la Sal. En el siglo XIX cambiaría su advocación por la de la Victoria al atribuirle al pueblo de Vigo la derrota sobre las tropas napoleónicas. Su multitudinaria procesión se celebra el primer domingo de agosto.

Tras la fundación de nuestra Hermandad, otras corporaciones siguieron su estela adoptando las mismas advocaciones. Sin ir más lejos, encontramos el cercano caso de la Hermandad de los Mutilados de Huelva, fundada en 1943 en circunstancias muy parecidas a las nuestras. Veneran una imagen del Cristo de la Victoria tallada por Antonio León Ortega en 1945 y que representa el momento en que Jesús es despojado de sus vestiduras. Además, su titular mariana es una imagen del mismo escultor en 1944 y que también lleva la advocación de la Paz15.

Vemos, por tanto, que la advocación del Señor de la Victoria se ha correspondido a lo largo de los siglos y de los marcos geográficos con diversas iconografías y momentos de la Pasión de Jesús. Precisamente ahí radica la originalidad de la advocación de nuestro Cristo y el misterio en el que se ubica. En la Sevilla de la mitad del siglo XX, unos cofrades que querían ante todo manifestar su agradecimiento a Dios por el fin de la contienda bélica y proclamar que la única victoria posible es la de la fe sobre el mal, presentan una portentosa imagen de Illanes, que a su vez marcó un punto de inflexión en la escultura del momento, con una advocación novedosa en la ciudad e integrada en un misterio también inédito hasta el momento en nuestra Semana Santa. Esta fue la aportación de los cofrades de “El Porvenir” a Sevilla y a todo el orbe cristiano hace setenta y cinco años. Y no cabe duda de su vigencia y, de lo que es más importante aún, su creciente devoción, que hace al Señor de la Victoria emblema de nuestra Hermandad y de toda Sevilla.

Juan Carlos Arboleda Goldaracena

 

1 RODRÍGUEZ DE LA BORBOLLA, Ramón, GALLO CUERVO, Amparo y ARBOLEDA GOLDARACENA, Juan Carlos: «La fundación de la Hermandad de la Paz (1939-1945)». En: FLORES ALÉS, Vicente (Coord.): La Paz. El Porvenir. Historia y Patrimonio. Sevilla: Universidad de Sevilla, 2014, pp. 283-311.

2 ÁLVAREZ CRUZ, Joaquín Manuel: «Las imágenes de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Victoria y María Santísima de la Paz». En: FLORES ALÉS, Vicente (Coord.): La Paz. El Porvenir…ob.cit., pp. 119-161.

3 Por ejemplo, el Decreto de fundación de la Hermandad (Archivo de la Hermandad de la Paz, caja 3/7).

4 ARBOLEDA GOLDARACENA, Juan Carlos: «Epílogo. Victoria y Paz: el modelo fundacional de la Hermandad del Porvenir y su proyección hacia el futuro». En: FLORES ALÉS, Vicente (Coord.): La Paz. El Porvenir… ob. cit., pp. 329-334.

5 Reglas de la Hermandad de la Paz, capítulo primero, estatuto 2.

6 REDER GADOW, Marion: «La devoción a la Virgen de la Victoria de Málaga durante los tiempos modernos». En: SÁNCHEZ RAMOS, Valeriano: Los mínimos en Andalucía: IV Centenario de la fundación del Convento de Nuestra Señora de la Victoria de Vera (Almería), Almería, 2006, pp. 389-410.

7 MENA, José Mª de: Todas las Vírgenes de Sevilla. Sevilla: Castillejo, 1994, p. 315.

8 LÓPEZ BERNAL, José Manuel: «Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de Nazarenos de la Sagrada Columna y Azotes de Nuestro Señor Jesucristo y María Santísima de la Victoria». En: VV.AA.: Misterios de Sevilla. Sevilla: Tartessos, 2003, tomo II, pp. 79-117.

9 Recuérdese la batalla de Lepanto, en 1571, donde las tropas cristianas vencen a los turcos y en agradecimiento a la Virgen el papa Pío V establece la fiesta de Nuestra Señora de las Victorias. Poco después, Gregorio XIII la cambia por el título de Nuestra Señora del Rosario para matizar que la victoria se debió al rezo de esta oración mariana.

10 Seguimos la línea marcada por el profesor Álvarez Cruz: «Las imágenes de la Hermandad…», ob. cit.

11 GARCÍA MOGOLLÓN, Florencio Javier: Estudio Histórico-Artístico del Convento del Santísimo Cristo de la Victoria de Serradilla. Tesis de licenciatura inédita. Sevilla, 1976. Citado en ÍDEM: «La colección pictórica del convento del Cristo de la Victoria de Serradilla». En: Norba. Revista de arte, geografía e historia, nº 1, 1980, pp. 27-49.

12 «Capilla del Cristo de la Victoria» en Leonocio. Disponible en: http://leonocio.es/capilla-del-cristo-de-la-victoria/ (Última consulta: 21 de julio de 2015).

13 Blog Oficial de la Banda de Cornetas y Tambores Santísimo Cristo de la Victoria. Disponible en: http://bandavictoria.blogspot.com.es/ (Última consulta: 21 de julio de 2015).

14 «Cristo de la Victoria» en Turismo de Vigo. Disponible en: http://www.turismodevigo.org/node/670 (Última consulta: 21 de julio de 2015).

15 SUGRAÑES GÓMEZ, Eduardo: «Real e Ilustre Hermandad y Cofradía de nazarenos del Santísimo Cristo de la Victoria, Nuestra Señora de la Paz y San Rafael Arcángel (Mutilados)». En: Historia de la Semana Santa de Huelva. Huelva: El Monte, 1992, pp. 31-38.