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«La palabra paz me evoca al mismo Cristo, que es el centro de la humanidad, el gozo del corazón del hombre y la plenitud total de sus aspiraciones en expresión feliz del Concilio Vaticano II»


Recientemente el Sr. Arzobispo tuvo la deferencia de responder a nuestras preguntas, acerca de la actualidad de la Iglesia y de las hermandades y cofradías.

 

1.- ¿Cuál es el papel que desempeñan en la actualidad las hermandades dentro de la Iglesia de Sevilla?

A mi juicio, son la forma peculiar de vivir su vida cristiana para muchos hombres y mujeres en esta tierra. Por ello, tanto el Arzobispo como los sacerdotes hemos de apreciar a estas instituciones, acompañarlas y cuidarlas pues son sacramento del encuentro con Dios para muchos sevillanos y escalera de su ascensión hacia Dios.

 

2.- Teniendo en cuenta que la formación es uno de los pilares básicos sobre los que se sustentan las hermandades, ¿cómo o de qué manera podrían mejorarse?

La formación es hoy en las Hermandades y en los movimientos e instituciones de Iglesia una prioridad, pues para poder dar razón de nuestra fe y de nuestra esperanza ante el mundo secular, necesitamos cristianos bien formados.

 

3.- ¿Qué aporta la publicación de un nuevo Catecismo a los jóvenes que se preparan para la confirmación?

Todavía no está publicado, pues aunque ya ha sido aprobado por la Santa Sede y así nos lo han comunicado a los Obispos españoles, todavía no está en las librerías. Estará en breve con el título de “Testigos del Señor”. Estoy seguro de que hará mucho bien, pues es un instrumento cuya necesidad se hacía sentir. Lo conozco bien y estoy seguro de que prestará un gran servicio a la catequesis de preconfirmación.

 

4.- ¿Qué supone para la Pastoral de la Familia de la Archidiócesis el recientemente fundado Centro de Orientación Familiar de la Parroquia de San Sebastián, en el que la Hermandad de la Paz se ha implicado de manera inequívoca?

Yo estoy muy agradecido a la Hermandad de la Paz y a las demás Hermandades que en la Archidiócesis se han implicado en el sostenimiento de los COFs, instituciones básicas en la pastoral familiar, en el acompañamiento y ayuda integral a los matrimonios y a las familias, que en la Archidiócesis hemos puesto en marcha para cumplir lo que el Papa Benedicto XVI nos pidiera a los Obispos en Valencia, en el Encuentro Mundial de las Familias.

 

5.- Ante situaciones de exclusión como las que se dan en el Polígono Sur o El Vacie, ¿cómo pueden la Iglesia y las hermandades colaborar en la mejora de las condiciones de vida de esa población y en su integración social?

Prosiguiendo sin desmayo la acción magnífica que las Hermandades están llevando a cabo en nombre de la Iglesia y por amor a Jesucristo, que se identifica especialmente con los más pobres de nuestros hermanos. Personalmente estoy muy satisfecho y agradecido de la implicación de las Hermandades en la crisis económica.

 

6.- Ante la crisis que padecemos, ¿cómo conjugar la ayuda a los necesitados que tenemos más cerca y la que se sigue demandando desde el tercer mundo?

En la coyuntura tristísima que estamos viviendo, hemos de atender a los pobres y a los empobrecidos de aquí, sin olvidar a las víctimas de una pobreza no coyuntural sino estructural, como es la que se da en los países del Sur. En ambos casos, hemos de ser generosos.

 

20140228 Arzobispo3I7.- Las Hermandades parecen encontrarse bien de continente, ¿y de contenido?

Me imagino que lo que quiere decir usted es que las Hermandades cultivan con primor sus cultos y las manifestaciones de la piedad popular, pero que tienen que cuidar también los elementos que constituyen su esencia: la vida espiritual de los cofrades, su formación, apostolado y amor a los pobres, sin lo cual todo se desvanece y carece de consistencia.

 

8.- ¿Cuál es el momento más emotivo que ha vivido relacionado con las Hermandades de Sevilla?

Son muchos y no sabría decantarme por uno concreto. Recuerdo con singular emoción las estaciones de penitencia de algunas Hermandades especialmente cuidadosas y serias en ese momento cumbre de la vida cofrade de cada año.

 

9.- A lo largo de los tiempos las cofradías de Sevilla han tenido altibajos, actualmente parece que estamos en un momento álgido de las mismas. ¿Cómo cree Vd. que podrían o deberían evolucionar en un futuro?

Viviendo en la verdad de lo que son por definición: asociaciones públicas de fieles, que además del culto solemne a los Titulares, buscan el fortalecimiento de la vida cristiana de sus miembros, siendo como afirmara Benedicto XVI “escuelas de vida cristiana y talleres de santidad”.

 

10.- ¿Cómo podemos mejorar una sociedad en la que no faltan envidias, celos, ambiciones personales, desencuentros, etc. que merman la dignidad de las personas, si estos males afectan, en ocasiones, a nuestras propias comunidades?

Sin duda, volviendo al Evangelio. No hay otra fórmula ni otra receta. Este es el objetivo último del Papa Francisco, que no busca solo la reforma de las estructuras de la Curia, sino nuestra conversión, nuestra vuelta a Jesucristo, sin lo cual todo quedaría en juegos de artificio.

 

11.- ¿Qué le falta por hacer a las Hermandades?

Mi repuesta va en la línea de lo que acabo de decir. Yo respeto mucho los aspectos estéticos, tradicionales y culturales de las Hermandades, pero si no se dejan penetrar por lo que constituye la entraña más genuina del Evangelio y de la vida cristiana, tales aspectos se irán fosilizando y debilitando.

 

12.- ¿Qué conclusiones podemos sacar del año de la fe y como cree que ha repercutido en el día a día de las Hermandades?

Personalmente, estoy convencido de que a lo largo de este año ha habido mucho esfuerzo anónimo en parroquias, congregaciones, movimientos apostólicos y Hermandades. Estoy seguro de que tantas iniciativas, modestas a veces y desconocidas casi siempre, darán frutos ubérrimos en el inmediato futuro.

 

13.- Desde que ha llegado a Sevilla ¿qué es lo que más le ha llamado la atención de los sevillanos?

Su espontaneidad y su alegría.

 

14.- ¿Cuál es la dimensión de las palabras “VICTORIA” y “PAZ” en el seno de la Iglesia?

La palabra victoria me evoca al Rey soberano que reina desde el árbol de la Cruz y nos atrae a todos hacia sí. Esa es la victoria que vence al mundo, la Cruz gloriosa de Cristo. La palabra paz me evoca al mismo Cristo, el Príncipe de la paz, que es el centro de la humanidad, el gozo del corazón del hombre y la plenitud total de sus aspiraciones en expresión feliz del Concilio Vaticano II.