¿Quién es el Hermano Mayor de la Quinta Angustia?
Mi nombre es Beltrán Vargas-Zúñiga Ramos-Paúl, nací en Sevilla en junio 1966
¿De dónde viene su vinculación con nuestra Hermandad?
Mi vinculación a la Hermandad viene por varias ramas; por un lado la familia de mi padre eran todos hermanos, (incluso él y mi tío llegaron a salir de nazarenos) y mi abuela vivía en el barrio de El Porvenir, en la Estrella (era viuda de militar); por otro lado, yo llego a la Hermandad de la mano de la familia Martínez-Cañavate, que fueron quienes de verdad me hicieron hermano. Y además, aunque me crié en el barrio de Los Remedios, terminé mis estudiosen el Colegio “Alfonso X El Sabio” en la calle Isabela en El Porvenir.
¿Cuáles son sus primeros recuerdos como cofrade?
Poseo numerosos recuerdos, pero quizás el primero sea el del Jueves Santos por la tarde noche en la Magdalena, siendo muy pequeño, vestido aún con pantalón corto, viendo salir la Quinta Angustia. La familia de mi madre ha sido siempre de esta Hermandad.
De La Paz recordaré siempre los Sábados de Pasión en casa con la varita que al día siguiente la lucía yendo en los primeros tramos del Señor junto a la cruz de guía, aunque la llevaba paseando una semana antes del Domingo de Ramos. Siempre he sido de botonadura roja.
¿En sus años de hermano de la Quinta Angustia y como miembro de varias juntas de gobierno, de quien puede decir que haya aprendido más?
Es difícil, de muchos hermanos. En la Quinta Angustia si hay algo que tiene peso es que Beltrán Vargas-Zúñiga Hermano Mayor de la Quinta Angustia cuando hablan los hermanos más antiguos, se siguen callando los más jóvenes. Es una Hermandad muy tradicional en ese tipo de cuestiones.
Todos hemos tenido muchas personas que nos han marcado, que cuando hablaban sembraban cátedra, en mi caso fue un ejemplo Luis Rodríguez Caso, Juan Dávila y muchos otros de los que aun hoy sigo aprendiendo. Luis tenía una manera muy especial de estar y de hacer las cosas, era puro carisma.
¿Cómo se ve desde fuera hoy día la Hermandad de la Paz en Sevilla?
Es complicado que yo te lo diga… Es una hermandad emergente, que cada vez está creciendo más y tiene más peso. Me atrevo a decir que hoy un Domingo de Ramos sin la La Paz en la calle no es el mismo Domingo. La Hermandad ha pasado a tener una importancia específica en la Semana Santa de Sevilla, y eso lo han conseguido sus hermanos y, por supuesto, sus diferentes juntas de gobiernos durante todos estos años.
¿Encuentra mucha diferencia entre la Hermandad de la Paz que usted vivió y la que podemos contemplar hoy día?
La diferencia yo creo que la marca el ritmo de vida que llevamos. Hace 30 años las cofradías no tenían la publicidad que hoy tienen.
Actualmente se habla todos los días de Semana Santa, tanto en prensa, radio y televisión hay programas específicos todas las semanas del año. Antes las hermandades eran más íntimas, menos dadas al exterior, pero con un peso importante siempre en la Ciudad.
Cuéntenos alguna anécdota…
Siempre recordaré que cuando era muy pequeño los Domingo de Ramos venían mis padres a verme por el parque e intentaban que me levantase el antifaz para no pasar calor, para que bebiera agua y comiera un bocadillo… no te puedes ni imaginar lo poco que me gustaba aquello. A la vuelta, veía nazarenos mayores que yo saliéndose de la cofradía llegando ya al barrio, sin embargo yo no me quería ir a casa hasta que entraba la Virgen, ya de madrugada. Es algo llevaba a gala.
Háblenos de sus años como costalero del Señor de la Victoria…
Entré en la cuadrilla de costaleros allá por el año 84, la igualá y los ensayos eran los lunes como aun sigue siendo. Allí me encontré con la figura de Manolo Santiago, no hace falta que diga más. Creo que forma parte de la memoria de la Semana Santa de cualquier persona que lo haya tratado y conocido.
Yo le tenía el mismo respeto o más que a mi padre. Con dieciocho años entré en la cuadrilla del Señor de la Victoria; aquellos años fueron inolvidables, empezábamos los ensayos muy tarde y terminaban a las tantas de la madrugada, luego la cervecita con los compañeros, que a algunos, sólo los veías en esa época del año. Es un periodo de mi vida que recuerdo con nostalgia… Entonces la Semana Santa acababa el día de la mudá de vuelta.
¿Crees que hay hermandad debajo de los pasos? ¿Y las cuadrillas se sienten parte de la Hermandad?
El protagonismo que hoy día tienen algunas cuadrillas de costaleros en algunas hermandades es notable, sencillamente la que le ha querido dar cada hermandad. Debajo de los pasos se hace mucha hermandad. Como se vive la Semana Santa debajo de un paso es muy difícil vivirla en otro puesto de la cofradía.
Todo el mundo debería probar esa experiencia, sin duda para mí, es el mejor sitio. Allí debajo
se llora, se ríe, se convive, se comparte y se hace hermandad con personas de todo tipo, debajo somos todos iguales.
¿Hay alguna similitud entre la Hermandad de La Paz y la Quinta Angustia?
Mucha. Veo similitud en el cariño y la devoción tremenda a los Titulares, en el cuidado y la atención hacia el patrimonio humano que las componen… A nivel general existen similitudes en las personas que durante tantos años las han mantenido activas haciendo las cosas de la mejor manera posible, gracias lo cual siguen más vivas que nunca.
¿Qué papel deben tener las Hermandades ante la crisis tan dura que estamos atravesando?
Las Hermandades tienen que ir con los tiempos. Y ahora deben volcarse con la caridad.
Estamos viviendo una crisis no sólo económica, también de valores y espiritual. No es casualidad que este año sea el año de la Fe.
Las Hermandades deben volcarse con los más necesitados en todos sus aspectos, y aunque sabemos que no son buenos tiempos para la Iglesia, tenemos el deber de dar ejemplo ante este tipo de situaciones más que en cualquier otro momento.
– Una devoción: Dulce Nombre de Jesús, Quinta Angustia y Victoria
– Un misterio: La Sagrada Mortaja o Santa Marta
– Un palio: Macarena y Patrocinio
– Una calle: La calle Pavía el Viernes Santo
– Una flor: Lirios morados.
Pablo Rodríguez de Moya