INTRODUCCIÓN
El 26 de abril de 1986, explosionó el reactor nº 4 de la Central Nuclear de Chernobil, en Ucrania. Se intento apagar con agua, lo que agravó la situación. Esto causó que un inmensa nube de vapor, con partículas radioactivas contaminara todo en entorno: agua, suelo y aire. Sus consecuencias durarán cientos de años. La nube se depositó sobre el sur de Bielorrusia, no siendo informada la población.
Hoy, 19 años después de la tragedia, el mundo se ha olvidado de la catástrofe, al no ser ya noticia, pero ésta continúa y se ceba sobre los más indefensos: los niños. Estos niños pueden desarrollar cáncer, leucemia, etc., por lo que las mujeres temen quedarse embarazadas por el posible riesgo para los fetos. Ahora están creciendo los hijos de la radiación.
Es un callejón sin salida, o comen lo que tienen (contaminado) o se mueren de hambre. La contaminación radioactiva no duele, el hambre sí.
Los salarios y el nivel de vida son muy bajos. Hay alimentos en los mercados, pero con precios prohibitivos para la mayoría. En los mercadillos hay productos más baratos, pero es muy probable, por no decir seguro, que procedan de zonas donde la radioactividad supera los límites máximos de contaminación.
Muchos elementos radioactivos parecen tener una composición parecida a la de los minerales naturales, por lo que son absorbidos por el cuerpo humano, como son:
Plutonio: El cuerpo lo reconoce como hierro por lo que es absorbido por la sangre y por los glóbulos rojos. Provoca leucemia y otras formas de cáncer.
Cesio 137: Se comporta como el potasio. Provoca problemas gastrointestinales y de la sangre.
Yodo 131: Se concentra en la glándula tiroides, sobre todo en la infancia.
Estroncio 90: Se parece al calcio y se acumula en los huesos. Provoca cáncer de huesos y de médula.
¿PORQUÉ LA ACOGIDA?
Las medidas tomadas en un principio para paliar sus consecuencias, consistieron en evacuar las zonas más afectadas, destruyendo y enterrando numerosas aldeas para asegurar que sus moradores no regresaran a ellas, se prohibió la producción agrícola y ganadera en las zonas afectadas y se establecieron controles de radiación sobre los alimentos para desechar los contaminados.
Con el paso del tiempo, en la República de Bielorrusia y debido a la gran crisis económica por la atraviesa, al carecer de medios económicos para la adquisición de productos limpios (generalmente importados), sus habitantes consumen la producción agraria nacional. Por otra parte los controles de radiación han dejado de ser algo sistemático y debido a la escasez de alimentos, la mayoría de los productores y consumidores prescinden de ellos, bien por la dificultad que supone realizarlos (muchas de las instalaciones están deterioradas o no tienen personal que las atienda), bien por la falta de alternativas.
En una entrevistas realizada en Bielorrusia, el presidente de un Coljos (una especie de Cooperativa agraria) de la Región de Gomel, una de las zonas más afectadas, nos hacia el siguiente comentario: “Aunque la producción de leche de nuestras vacas esté contaminada, en las aldeas hay 60 niños, no la podemos tirar, porque no tendríamos con que sustituirla”.
De este modo, no es de extrañar, que desde el año 1986 hayan sido publicados numerosos estudios y estadísticas que indican un aumento alarmante de los casos de enfermedades degenerativas (Cáncer de hueso, de tiroides, enfermedades digestivas, etc), centrados en un principio en las zonas más afectadas y que con el tiempo se van generalizando al resto de la República.
Trataremos de explicar, de forma sencilla, el efecto que produce en el organismo la radiación y el consumo de alimentos contaminados. El contacto diario con la radiación, aun en niveles bajos, genera en los organismos vivos la presencia de radio nucleidos, estas sustancias afectan al funcionamiento del organismo, acumulándose en distintos órganos y produciendo con el tiempo la degeneración de los mismos. El proceso es lento, y se manifiesta en una baja generalizada de las defensas de la persona, lo que la hace enfermar con mucha facilidad, teniendo recuperaciones muy lentas y recaídas frecuentes. En esta situación y al no contar con tratamientos específicos, pues no se trata de ninguna enfermedad concreta, se requiere una actuación a un nivel distinto.
Se puede llevar a cabo tres actuaciones directas que ayuden a resolver el problema fectadas y que con el tiempo se van generalizando al resto de la República.
Trataremos de explicar, de forma sencilla, el efecto que produce en el organismo la radiación y el consumo de alimentos contaminados. El contacto diario con la radiación, aun en niveles bajos, genera en los organismos vivos la presencia de radio nucleidos, estas sustancias afectan al funcionamiento del organismo, acumulándose en distintos órganos y produciendo con el tiempo la degeneración de los mismos. El proceso es lento, y se manifiesta en una baja generalizada de las defensas de la persona, lo que la hace enfermar con mucha facilidad, teniendo recuperaciones muy lentas y recaídas frecuentes. En esta situación y al no contar con tratamientos específicos, pues no se trata de ninguna enfermedad concreta, se requiere una actuación a un nivel distinto.
Se puede llevar a cabo tres actuaciones directas que ayuden a resolver el problema:
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- Evitar la presencia de las personas en zonas contaminadas. Esta medida, de modo definitivo, es inviable por falta de recursos, pero sí se puede llevar a cabo de modo temporal. Según estudios realizados por distintas organizaciones, con descansos de 21 días en zonas limpias se puede favorecer la eliminación de radio nucleidos.
- Evitar la ingestión de alimentos producidos en zonas afectadas. En países como Bielorrusia que soportan una gran crisis económica, ya hemos visto que resulta inviable, aunque se puede favorecer, mediante la información adecuada a la población, la utilización de productos de consumo que sean menos dañinos.
- Favorecer la limpieza del exceso de radio nucleidos presentes en el organismo. Esto puede hacerse con la ingestión de agua y alimentos limpios que favorezcan la remineralización y el aumento de las vitaminas en el organismo. Actualmente se están realizando varios estudios en zonas afectadas con distintos productos, destacando en eficacia, por el momento, los basados en la pectina de manzana.
Basados en estas actuaciones más directas, se han elaborado programas que se denominan de “saneamiento” y que consisten en traslados de descanso a zonas limpias, donde al mismo tiempo puedan disponer de agua y alimentos completos y limpios.
Estos programas, en un principio fueron bastante generalizados y que contaban con el apoyo estatal y privado, poco a poco, con el aumento de la crisis económica, fueron desapareciendo al ritmo que desaparecían las ayudas, hasta llegar a la actualidad, en que están destinados casi exclusivamente a los menores (el futuro del país) y se realizan sin la ayuda económica estatal.
Gracias a la colaboración de Organizaciones extranjeras, muchos de los programas de Ayuda Humanitaria (incluso los de saneamiento), que se venían realizando, han podido seguir llevándose a cabo. Por este motivo en muchos países han surgido ONGs dedicadas casi en exclusividad a la ayuda a los afectados por el accidente; incluso, dada la complejidad de las relaciones con países de la antigua Unión Soviética, a la ayuda a zonas geográficas concretas de los países afectados.
OBJETIVOS Y PROGRAMA
La única solución es alejar a los niños temporalmente de la zona contaminada. Se ha comprobado que los niños se recuperan algo y que sus vidas se alargan entre un año y medio y dos si:
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- Están alejados de la radioactividad
- Respiran aire puro
- Tienen buena alimentación (agua, leche y proteínas).
En Bielorrusia, hay más de 500.000 niños en espera, que necesitarían salir temporalmente de la zona donde viven. El programa responde a una llamada, a un S.O.S de la Sociedad de Pediatras Bielorrusos, que piden la salida temporal de los niños de su país, ya que la separación de sus padres no debe ser prolongada.
Los niños no están enfermos, la radioactividad no es contagiosa.
Los niños están contaminados, pero no enfermos y NO CONTAGIAN. En nuestra hermandad, un matrimonio, ella embarazada se trajo a un niño al no existir riesgo alguno. Algunos traen problemas de vista, digestivos o raquitismo.
No se trata de niños huérfanos, tienen su familia (aunque algunos han perdido a su padre o madre víctima del cáncer producido por la radioactividad). Los padres hacen el sacrificio de enviar a sus hijos a 4.000 km. de distancia durante 40 días, en un país extranjero, sin conocer a las personas que se hacen cargo de sus hijos, debido a que consideran que ante todo, lo primordial es la salud de los niños.
El fin de la acogida temporal en familias de los niños durante unos 40 días es para eliminar radioactividad de sus cuerpos y fortalecer sus organismos, con la intención de luchar contra las enfermedades que les pueden venir.
Las familias y el Gobierno dejan en nuestras manos a sus hijos. Vienen con todas las garantías, seguros de asistencia sanitaria, responsabilidad civil y el visto bueno de las autoridades locales y autonómicas donde los niños van a residir.
Los primeros días es duro para los niños y las familias. Los separan el idioma, las costumbres, la distinta forma de ser. No pueden expresar que es lo que les gusta comer, que les duele, son menos expresivos y cariñosos, debido al clima y a la manera de ser de su país, pero a los pocos días todas las barreras caen. Enseguida captan las palabras básicas y aprenden muy rápido, ya que son muy listos. Entre un pequeño diccionario que se les da a los padres, la mímica y las ganas de entenderlos, el idioma deja de ser pronto un problema.
PROYECTO DE LAS HERMANDADES SEVILLANAS
Además de nuestra Hermandad de la Paz, diecisiete hermandades de Sevilla y provincia Cachorro, Sagrada Mortaja, Montserrat, Prendimiento (Panaderos), La Cena, El Cerro , Macarena, la Asociación Rociera Nueva Mairena del Aljarafe ,La Estrella, San Isidoro, la Hermandad Matriz de San Benito de Castilblanco de los Arroyos, Montesino, Gran Poder, Soledad de San Buenaventura, Amargura, Estudiantes y Cautivo del Tiro de Línea, han traído en el verano más de 400 niños bielorrusos a nuestra ciudad.
Desde el verano del 2000 comenzaron a venir estos niños con la Hermandad del Cachorro pero gracias a la generosidad de las hermandades, de las familias sevillanas, organismos públicos y empresas privadas que colaboran con este proyecto, el número ha ido aumentando y ya el año pasado vinieron 267 niños.
Por cada grupo de 25 niños viene una monitora con conocimiento perfecto de español que, por teléfono esta constantemente en contacto con las familias, pudiéndosele consultar cualquier duda. Es costumbre de la monitora visitar cada casa para ver cómo encaja el niño, así como para solucionar cualquier problema.
Formalmente se reúnen un día a la semana- jueves-, a fin de que todos se vean y puedan relacionarse entre ellos. También es un descanso para los padres de acogida.
ACTIVIDADES DE LA HERMANDAD DE LA PAZ
El año pasado las actividades que desarrollamos fueron un acto ecuménico en la Catedral con el Sr. Arzobispo y posterior recepción por las autoridades locales, jornada de piscina en el Club Deportivo Militar Hispalis, visita al parque temático Isla Mágica, visita al Zoo de Sevilla y Jornada de Piscina en el Club de Campo de Sevilla (RACA). Todas estas actividades fueron desarrolladas de forma conjunta con la Hermandad del Cerro.
Es triste la despedida ya que por ambas partes se coge cariño, pero los padres de acogidas saben que vuelven a sus casas, con su familia, y los niños que seguramente el año próximo volverán. Sus verdaderos padres no les dicen que vienen para recuperarse, sino para descansar y de vacaciones, pero en realidad vienen a recuperar su salud.
La experiencia de los padres que han acogido a niños bielorrusos es que reciben mucho más de ellos, que lo que les dan. Buena cuenta de ello es que dos familias de la Hermandad se han desplazado a Bielorrusia para conocer a las familias de sus niños de acogida.
Los padres de acogida no tienen por qué ser de la Hermandad organizadora. Se puede colaborar bien, como padres de acogida, o bien económicamente para sufragar los gastos de desplazamientos, papeleos, etc. La Hermandad hace campaña para sufragar todos los gastos que no se puedan cubrir por parte de las familias de acogida.
El año pasado se fletaron cuatro aviones chárter entre todas las Hermandades organizadoras para que los niños no estén tantísimas horas de viaje, este año además de los grupos de Sevilla y provincia se han unido pretenden a la idea de los aviones charter grupos de Jaén, Huelva, Cádiz,…
Es necesaria la publicidad, el boca a boca, la entrega de comunicados en las Misas, en los cultos, en los boletín de las Hermandades, asociaciones de vecinos, comunidades de propietarios, amigos, trabajo, radio, prensa, televisiones locales, regional y nacional. En definitiva, todo apoyo es válido por pequeño que sea.
Más información en:
Página muy buena sobre acogida de niños bielorrusos.