PRÓLOGO
Los sufrimientos de la recién terminada Guerra Civil y los deseos de que nunca más se repitieran están en el origen de la Hermandad de la Paz.
Nos situamos en la Sevilla de 1939. La Guerra Civil española ha terminado el 1 de Abril. Ese año la Semana Santa se celebra con todo su esplendor ya que a Sevilla hacía tiempo que había llegado la paz y la ciudad era considerada como retaguardia.
En Sevilla, en la primavera del 39 se vivía intensamente -el año de la Victoria-. Durante el mes de abril, el Jefe del Estado, Francisco Franco visitaba nuestra ciudad siendo aclamado por la multitud. Se celebraba en la Avenida de la Palmera el -Desfile de la Victoria-, y la Virgen de los Reyes el 16 de abril, y el Gran Poder el 2 de mayo salen en procesión para dar gracias por el fin de la guerra.
En la primavera del 39, toma posesión como Arzobispo de Sevilla el Cardenal Pedro Segura, un hombre de recio carácter y temperamento. Rápidamente afirmó sus criterios en lo litúrgico y en lo profano. El Gobierno de Franco halló en él un aliado perfecto para que a través de la piedad popular reconvirtiera la Sevilla marxista de 1936 en la Sevilla cristiana de la Postguerra.
En este ambiente de euforia por la llegada de la paz y de énfasis religioso se funda la Hermandad de la Paz.
FUNDACIÓN
Los fundadores de la Hermandad de la Paz, eran ante todo -capillitas- y cofrades sevillanos.
El inicio se gestó en el Parque Farmacéutico del Ejército, que estaba situado en el Pabellón de Telefónica de la Exposición Iberoamericana del 29, en el Parque de María Luisa. Allí realizaban su Servicio Militar muchos de los que después formaron parte de la cofradía de La Paz. Sin embargo, tres de ellos imaginaron en sus charlas cofrades lo que sería el paso de una cofradía por el Parque. Con esta idea deciden fundar una hermandad para que pasara por este incomparable lugar, y a la vez dar gracias a Dios por la llegada de la paz a España.
No encuentran muchas dificultades en las instituciones civiles y religiosas, ya que, en primer lugar, se apoyan en el estamento militar principal salvoconducto en la época y posteriormente se benefician de la euforia religiosa que invadía la ciudad. Así, Manuel Robles Machado, Francisco Justo Nieto Pérez y Alfonso Retamero García, deciden ponerse en marcha. Lo primero que hacen es dirigirse al vecino barrio del Porvenir, barrio bien equipado, algo raro en la época, al estilo de -ciudad jardín- de la Sevilla del 29. Era el barrio propicio para cumplir su sueño.
ACCIONES A SEGUIR
El barrio: Los jóvenes no conocían a nadie en el Porvenir, por lo que se dirigen a Blas Palacio propietario de una tienda de ultramarinos en la zona y conocedor de toda la vecindad. Éste, les puso en contacto con Pedro Liaño Hidalgo, industrial aceitunero y prohombre del barrio. Liaño aceptó la idea de los fundadores y se unió con entusiasmo al grupo.
Durante el mes de abril de 1939 la actividad de los jóvenes fue infatigable.
Imágenes: Con la idea de la fundación en la mente deciden buscar las imágenes a las que rendir culto. En la Parroquia de San Vicente, existía un Cristo apenas sin culto que estos jóvenes visitaban y en el que veían al futuro Jesús de la Victoria. Idea que posteriormente abandonaron.
Respecto a la imagen de la Virgen, no tenían nada.
Por esos días de abril, el Ateneo de Sevilla organizaba en la Calle Rioja una exposición de imagineros andaluces donde jóvenes escultores exponían sus obras. Los jóvenes fundadores visitaron dicha exposición para sondear y conocer posibles autores de sus Titulares, pero entre las imágenes expuestas encontraron una de una Virgen que les maravilló. La visitaron varios días seguidos, ya incluso la llamaban Nuestra Señora de la Aflixión, que era como en principio pretendían llamar a su Virgen, con intención de adquirirla. Entraron en conversación con un joven e incipiente imaginero, Antonio Illanes, que les anunció que la Virgen ya estaba comprometida con una hermandad de Alcalá de Guadaira por 5.000 pesetas y que por tanto no se la podía vender a ellos. Insistieron tanto nuestros protagonistas que al final Illanes aceptó que la Virgen fuera al Porvenir por 2.500 pesetas.
LA FUNDACIÓN
El 30 de mayo la Hermandad de la Paz celebra la primera Junta de Oficiales. La Junta Organizadora, que jura las Reglas ese día está compuesta por los siguientes señores: Enrique Cuerda Gutiérrez como hermano mayor, Pedro Liaño Hidalgo, Manuel Robles Machado, Francisco Justo Nieto Pérez, Eduardo Cuerda Gutiérrez, José Leyva Jiménez, Eduardo Isern y Llosent, Francisco de Paula Reina Saña, José Rojas, Alfonso Retamero García, Román Otón, Celestino Pérez e Isidro Reyes Montes.
Al día siguiente, 1 de junio del 39 se recibe oficio del Vicario General donde se le pide a la hermandad que aporte fotografías de los Titulares y los motivos por los que quieren salir el Domingo de Ramos. Este oficio significa que todas las gestiones que realiza la Junta Organizadora siguen van por buen camino. Así pues se decide bendecir la imagen de la Virgen de la Paz.
El 5 de junio la Virgen de la Paz llega a -Villa Soledad- chalet propiedad de doña Rosa Zambrano situado en la esquina de las calles Porvenir con Progreso donde permanecería hasta su bendición. La familia Zambrano era una verdadera institución en el barrio. Fueron propietarios de la antigua zona de huertas del Porvenir. Desde el primer momento se volcaron con la Hermandad. Doña Rosa fue la primera camarera de la Virgen de la Paz.
Las cosas marchan. El barrio se está volcando con la idea de tener una hermandad. El 30 de junio ya han ingresado 134 hermanos y hermanas que han aportado 907 pesetas. Hay que destacar que muchos de los ingresos son de mujeres, de hermanas, algo importante teniendo en cuenta la época.
Días antes de la Bendición de la Virgen, concretamente el 20 de julio, se recibe en la hermandad el oficio que estaban esperando (R.19.882): la confirmación oficial desde Palacio de la creación de la nueva hermandad. Está firmado por el Vicario, D. Jerónimo Armario y entre otras cosas dice que -hemos venido a erigir y erigimos con esta fecha una cofradía de nazarenos con los títulos de –Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Victoria y María Santísima de la Paz- en la Iglesia filial de San Sebastián… –
El 25 de julio a las 10.30 horas de la mañana, la Virgen de la Paz es bendecida por D. Francisco del Castillo, Director Espiritual de la hermandad.
En el Otoño del 39 todo se centra en organizar desde ese momento la primera salida.
Se celebra el primer Cabildo General de Hermanos. El 14 de octubre, al que asisten 48 hermanos. Manuel Robles informa que la hermandad -hará estación de penitencia siempre que la cofradía se encontrase con los medios indispensables en la armonía de la suntuosidad que requiere nuestra Semana Santa-
Se plantea ya la primera Junta de Oficiales una vez terminada la Organizadora y se acuerda nombrar hermanos mayores honorarios al Arzobispo de Sevilla y al Teniente General de la Región Militar, D. Fidel Dávila.
El 20 de Diciembre se envía oficio a la hermandad de Los Gitanos solicitando el palio de la Virgen de las Angustias. También se pide varal, candelería y faldones -hasta tanto esta hermandad pueda hacerlo… La devolución de todos estos efectos se efectuará en la tarde del Lunes Santo.-
1940
El año 1940 empieza con buen pie. El 3 de enero, Palacio aprueba la nueva Junta que empieza a trabajar incansablemente pensando en el Domingo de Ramos, en la primera salida.
A mediados de enero, la hermandad pide permiso a la Autoridad Eclesiástica para abrir la puerta lateral de la Iglesia de San Sebastián, al ser esta un bien de interés artístico.
Aún no se sabe si se puede salir. En cualquier caso, a estas alturas del año aún no está bendecido el Cristo de la Victoria, todos saben que lo está tallando Illanes.
En cualquier caso, el 18 de Enero, se le envía un oficio al Concejal de Festejos del Ayuntamiento de Sevilla comunicándole que van a realizar la -Estación de Penitencia- para que lo tenga en cuenta en su organización. Además le envía el itinerario.
El 27 de enero se celebra el segundo Cabildo General de hermanos donde se plantean dos problemas urgentes:
- La imprescindible apertura de la puerta lateral.
- La carencia de tela blanca en el mercado para las túnicas. Manuel Robles pide a los hermanos que se hagan con una túnica negra de ruan para salir con ella. Se intentó que así fuera, pero Palacio lo denegó, o se salía con túnicas blancas o no se salía.
En este cabildo, por primera vez se les expone a los hermanos el proyecto del Misterio. Basándose en una estampa religiosa que desde siempre tenía Manuel Robles se decide que se represente el momento en que Jesús carga con la Cruz que además no era contemplado en nuestra Semana Santa.
Mientras esto ocurre, y coincidiendo con la festividad de la Virgen se celebra Besamanos, comenzando el 27 de enero. La Prensa entre otras cosas dijo:
-La Virgen aparecía en primer término, al fondo, rico pabellón de seda azul con adornos de plata y como remate un artístico lazo con los tonos nacionales…
Su pecho era una constelación de piedras preciosas… lujosos pebeteros axhalaban humos aromáticos…
Todo el barrio se desplazó en bloque al Besamanos como mejor demostración del afecto que estos moradores sienten por la nueva hermandad-.
Pensando nada más en la salida llegan los primeros contratiempos. Los Salesianos de Utrera del Colegio de Nuestra Señora del Carmen en una carta dirigida a D. José Sebastián y Bandarán deniegan la cesión de un paso de su propiedad para que sea utilizado por nuestro Titular por temor a que pueda estropearse. Esto ocurre a un mes del Domingo de Ramos.
Se contrata al Capataz, S. Romero, por 100 pesetas y a su cuadrilla de costaleros por 25 pesetas cada uno.
Aún sin Cristo, se nombra camarero del mismo a D. José Sebastián y Bandarán, conocido sacerdote sevillano que gozaba de un enorme prestigio entre las hermandades de la ciudad.
Se acuerda redactar con Antonio Illanes de forma oficial lo que ya se había apalabrado antes, la adquisición del Cristo. Se acuerda un precio de diez mil pesetas.
Ese mismo día, se solicita a la hermandad de Las Tres Caídas de San Isidoro el manto de terciopelo negro que durante años lució la Virgen de Loreto, para que sea usado por la Virgen de la Paz el Domingo de Ramos. La petición la hizo Doña Luisa Llosent, madre del Teniente Hermano Mayor, D. Eduardo Isern.
D. José Zambrano Ramos dona una saya de tisú de oro para la Virgen.
El 8 de marzo se le solicita a la hermandad de los Panaderos insignias para la Estación de Penitencia, prometiendo devolverlo el lunes santo.
En esos días el Cristo de la Victoria llega al Porvenir procedente del taller de Illanes. Siete hermanos lo portan en hombros en unas andas desde la casa de Illanes al Porvenir. Hasta su bendición también permaneció en la casa de Doña Rosa Zambrano -Villa Soledad-. La Comisión de arte ya lo había revisado en el taller del escultor y así el 7 de marzo se recibe el oficio del Arzobispado donde se da permiso para que el Señor pueda ser bendecido.
El Domingo de Pasión, a 7 días del Domingo de Ramos, día 10 de marzo de 1940 a las 10,30 horas de la mañana, se bendice la imagen del Señor la Victoria. D. José Sebastián y Bandarán dijo en su panegírico que -no sabían apreciar el valor y el mérito de la Imagen del Cristo de la Victoria, y que sólo la posteridad podría ser la encargada de hacerle justicia-. Fidel Dávila, Capitán General y Hermano Mayor Honorario, preside la ceremonia.
Llega el Domingo de Ramos de 1940. Primera Salida, 17 de marzo.
La hermandad sale con casi todo prestado.
Salen más de 150 nazarenos con túnicas blancas una vez conseguidas las mismas.
El paso del Cristo lo presta la hermandad de Jesús Nazareno de Alcalá de Guadaira.
El Cristo sale en solitario en el paso, con la cruz en el suelo, que ha sido donada por el afamado carpintero Manuel Casana.
Sale con mantolín porque así lo decide una Junta de Oficiales celebrada al efecto el Sábado de Pasión.
Las parihuelas del paso de Palio lo presta la hermandad de Los Gitanos.
D. Pedro Liaño facilitó la Corona y la toca cedidos por la hermandad de Jesús de la Humildad de Mairena del Alcor, y como comentamos la Virgen lució manto negro.
Una vez pasada la Semana Santa la actividad en la hermandad no decae, sino todo lo contrario. Los miembros de la Junta de Gobierno continúan con la actividad.