UN NUEVO ADVIENTO
Vivimos un nuevo adviento. Ha pasado un año y volvemos a prepararnos para recibir al Señor. En este año hemos vivido distintos acontecimientos, algunos buenos y otros no tanto. Tenemos algunas canas más, alguna arruga más o necesitamos más maquillaje o tal vez tenemos menos pelo. Pero miremos esto de forma positiva tenemos más experiencia del Señor. Él ha estado con nosotros durante este año, nos ha acompañado, nos ha ayudado, se ha hecho presente en diversas formas en nuestra vida. Por eso ahora nosotros nos preparamos para recibirle. Llega de nuevo… pero distinto.
Durante el tiempo de Adviento preparamos la celebración de la venida de Jesús, el Mesías de Dios, en medio de nosotros. No como si no le conociéramos, como si fingiéramos que aún no ha nacido: sabemos que nació hace dos mil años, que ha vivido nuestra misma vida, que ha amado hasta la muerte en cruz, que ha resucitado. Pero preparar la fiesta de su nacimiento es una ocasión para renovar, con toda intensidad, una actitud de fe y de espera en la salvación que él viene a traernos. Y es una ocasión para preparar nuestras vidas y que Él pueda seguir viniendo a nosotros, a fin de que pueda entrar dentro de nosotros, renueve nuestro corazón y nos convierta en hombres y mujeres nuevos dedicados a hacer el bien como él lo hacía.
Por eso decimos también que el Adviento no es sólo preparar una venida ocurrida hace ya siglos. El Adviento es preparar también una venida constante, de todos los días. Porque ahora, hoy, a cada momento, Jesús viene también. Viene a través de la Eucaristía, a través de los sacramentos, a través de la comunidad cristiana. Viene también al corazón de cada creyente, en la oración, en la lectura de su Palabra, en todas las ocasiones en que queremos acercarnos a él. Y viene a través de nuestros seres queridos, conocidos, marginados, enfermos, etc., en los acontecimientos de nuestra vida, en todo lo que hacemos y vivimos, y especialmente en los pobres, ya que en ellos se refleja con especial intensidad su rostro.
Y también celebramos otra venida de Jesús, en el tiempo de Adviento. Su venida definitiva, al final de todo, cuando reunirá a toda la humanidad en la vida plena de su Reino. Nosotros, en este mundo, caminamos hacia esa venida definitiva, y nos preparamos para estar bien dispuestos para ese momento. Y él, Jesús, nos anuncia que nuestro camino humano, a veces tan lleno de oscuridades y dolores, está llamado a convertirse, como dice el libro del Apocalipsis, en un cielo nuevo y una tierra nueva, donde Dios será para siempre, Dios con nosotros, y no habrá ya lágrimas, ni penas, ni dolor, y el amor de Dios lo será todo en todos. Nosotros, en este mundo, en espera de esta venida definitiva, debemos estar en actitud de vigilancia, aprendiendo día a día a amar a Dios y a los demás como Jesús, para poder llegar un día a vivir para siempre con él.
Aprovechemos el tiempo que la iglesia nos ofrece antes de celebrar la navidad y cambiemos nuestras actitudes, utilizando aquellas que nos ofrece el tiempo de Adviento:
1) Esperanza: «Habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos; y un muchacho pequeño los pastoreará»
2) Alegría: «Estad siempre alegres en el Señor; os lo repito, estad alegres. El Señor está cerca. Nada os preocupe; sino que, en toda ocasión, presentad a Dios vuestras peticiones en la oración y súplica con acción de gracias».
3) Paciencia: “Tened paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. El labrador aguarda paciente el fruto valioso de la tierra mientras recibe la lluvia temprana y tardía. Tened paciencia también vosotros, manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca»
4) Preparar el camino: «El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene. Y el que tenga comida, que haga lo mismo».
5) Oración: «¡Ven, Señor Jesús!»
Comenzamos un tiempo precioso, el tiempo de la esperanza, una ocasión extraordinaria para revisar nuestra vida: Adviento. Es una oportunidad que Dios nos da para vivirlo intensamente, para preparar su venida. Comenzamos también un ciclo litúrgico nuevo, un ciclo en donde vamos a ir pasando por la vida de Jesús y nos vamos a ir enamorando poco a poco de su mensaje, de sus actitudes y de su palabra. Lo haremos a través de los ojos del evangelista Lucas, que nos acompañará en este año.
Y, finalmente, el adviento es un tiempo litúrgico donde la gran protagonista será la Santísima Virgen María, reina de la paz. Pidámosle a ella que vivamos también este momento como un gran cambio en nuestras vidas, que nos prepare de verdad a celebrar el nacimiento de su Hijo en Belén y en nuestros corazones.
José Luis García de la Mata
Canónigo archivero-bibliotecario de la S.M.P.I. Catedral de Sevilla
Vicario parroquial de S. Sebastián